Wednesday, November 09, 2005

El diablo

"When the devil came..."
Wilco, Hell is chrome


En la esquina donde se entrecruza la avenida Universidad con la calle Madrid, justo en frente de la entrada a El Mexicano, se me atraviesa el Diablo. No pude, por más que intenté, disimular mi espanto. Llevaba pantalones anchos y sucios, cejas desarregladas y una camisa color rojo infernal con un print desgastadísimo del payaso Cepillín. ¿Cómo alguien se atreve a salir así a la calle?, pensé. Me preparaba a hacer una movida de evasión, como cuando un tecato limosnero y apestoso a miseria se acerca y uno se desliza à la Walenda en puntitas por la línea amarilla que marca el margen entre la derruida acera y dios-sabe-qué efluvio extraño fluyendo por la cuneta riopiedrense... Decía que me preparaba a ejecutar la movida de evasión de rigor cuando el diablo me mira con sus ojazos marrones como un otoño gringo y entre carcajadas me pregunta:

“¿Y qué si Dios depende de mi existencia, el amor del odio?”

Incrédula, mi quijada cayó al piso. ¿Acaso pretendía entablar conversación conmigo el demonio este?

“¿Qué tal si son como una tira de moebius, como una moneda acuñada por ambos lados?”- seguía preguntándome con una voz entrecortada por la risa.

Las manos me sudaban y sentía cómo mi rostro se sonrojaba. ¿Qué decir? No sabía cómo responder. Súbitamente, llegó a mis ojos la imagen de un libro que había leído a mis 11 años.

Me preguntó: “¿Matarías a Dios por librarte de mí? ¿Aceptarías un hombre nuevo sin la impronta de la pasión, o temerías tomar la decisión más errada de tu vida?”

“Precisamente eso temo”- le dije, “y por eso respondo así”.

No comments: